La ubicación y el tamaño de los árboles preexistentes del terreno determinaron la forma de la casa y su funcionamiento. Es decir, la geometría de la residencia se adaptó a los árboles existentes, y los espacios interiores se diseñaron en relación a los espacios naturales que se creaban por su presencia y por la sombra que éstos arrojaban: la sala y el comedor podían expandirse hacia el exterior. Por otro lado, los dormitorios enmarcan al árbol principal con sus ventanas posteriores, mientras con las ventanas frontales enmarcan la cordillera oriental.

Todo el programa privado de la residencia se eleva del jardín para generar privacidad, permitiendo que éste se desarrolle por debajo continuamente alrededor de toda la casa. Además, las habitaciones se separan una de la otra para generar independencia entre si, característica necesaria para el día a día de una familia. Las áreas sociales, por otro lado, se extienden por la planta baja, abriéndose hacia los jardines con espacios híbridos interiores-exteriores, como la extensión natural de la sala y el comedor hacia el jardín, un espacio bajo la sombra de los árboles. El área de la parrilla también está diseñada en relación a los espacios verdes, ésta está sobre un porch mínimamente elevado del nivel natural del jardín principal.

La distribución interna en el área social estuvo concebida de acuerdo a su funcionamiento acústico. Fue importante para los clientes ubicar un piano junto a la sala, por lo que este instrumento, y el sonido que produce, fue tomado en cuenta para la geometría de las paredes y para la inclinación de los techos, así como para a materialidad de esta área.

Por lo tanto, los parámetros fundamentales para el diseño fueron: los árboles preexistentes y la presencia de un piano como parte de la dinámica social de la residencia.